Estando en la ría de Santoña esperando a los zampullines cuellinegros, me sorprendió la presencia de este ejemplar de colimbo grande, aunque su plumaje empieza ya a mostrar las pintas blancas del lomo típicas del plumaje nupcial, estas no están todavía demasiado perfiladas.
Una vez el colimbo ya se había marchado, apareció por allí Juantxu al que no tenía el gusto de conocer y al que a partir de entonces sigo su espectacular trabajo en sus fotos de digiscoping. El fue quien me acercó hasta el lugar donde se daban cita media docena de colimbos, en un lugar donde con marea baja el curso de la ria se estrecha mucho lo que facilita la pesca de los colimbos.
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