Me había instalado en el escondite y esperaba paciente la llegada del ratonero, Bernardo me había advertido de que lo había observado volando cerca y que no tardaría en bajar a los posaderos.
Sin embargo los primeros en presentarse fueron un par de cuervos que comenzaron a dar cuenta de la ceba que se había dispuesto para el ratonero, fue entonces cuando algo alteró a los cuervos y estos salieron volando súbitamente, de repente irrumpió frente al escondite con vuelo majestuoso este precioso ejemplar de busardo ratonero.
Su majestuoso porte y su penetrante mirada hicieron que me rindiera ante tanta balleza
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