Visita a Escalante y Santoña

   El pasado fin de semana me acerqué a la cantera de Escalante y a las  marismas de Santoña, con la intención de tomar el pulso a la actualidad que ofrecen estos entornos en cuanto a diversidad de aves se refiere.

En la cantera de Escalante pude comprobar que sus habituales moradores, la pareja de halcones peregrinos, establecidos allí desde hace varios años, siguen siendo los principales protagonistas de sus desnudos paredones. Durante mi corta estancia en el lugar, me regalaron algunos vuelos que parecían coreografiados de los que muestro alguna foto testimonial.

                                                                   Halcón peregrino

Zarcero políglota

Mientras observaba a la pareja de halcones ejecutar sus acrobáticos vuelos, a mi espalda un zarcero políglota, reclamaba incansable una y otra vez desde las ramas de un pequeño árbol de los que bordean la carretera que da acceso a la cantera. 

La visita a la marisma de Santoña tenía como principal aliciente poder localizar a alguna garza imperial, de las que por estas fechas, se encuentran ya instaladas en estas marismas para tratar de criar en las mismas. Tenía la esperanza de localizar a una vieja conocida, en una zona donde la he observado pescar estos últimos años, pero esta vez no hubo suerte y sólo pude ver una sobrevolando la marisma a bastante distancia de donde yo me encontraba.

Lo cierto es que no observé demasiada diversidad de aves, básicamente ánades reales, porrones europeos, zampullines chicos, algún friso, las habituales fochas y muy pocas garcetas comunes o garzas reales en comparación con las observadas años anteriores por estas fechas.

Cistícola buitrón

Uno de los pájaros que mas me fascinan de los humedales es este pequeñín tan vigoroso, con esa carita tan expresiva  

Carricero común

Este carricero común estuvo muy activo moviéndose incansable entre los carrizos y las perchas de los árboles próximos a ellos.

Cisne común

De entre las varias parejas de cisnes comunes que habitan distintos lugares en las marismas de Santoña,  pude observar a una con su prole de siete pollitos a los que no perdían de vista y dedicaban todo su cuidado.  

Lavandera blanca

Esta lavandera blanca había recopilado una gran cantidad de insectos, que sin duda almacenaba en su pico para cebar a los pollos que a buen seguro estaba criando.