Los bigotudos continúan dejándose ver por el humedal de Salburua y estos pajarillos ejercen sobre mi una atracción difícilmente superable por otra especie de carrizal, así es que en cuanto el mal tiempo dio un respiro, allí que me fui con la esperanza de que hicieran acto de presencia.
La mañana prácticamente tocaba ya a su fin y los protagonistas no habían aparecido por la zona donde les esperábamos, así es que poco a poco, los pajareros que con tanta ilusión nos habíamos dado cita en el observatorio para intentar observarlos, fueron abandonando el observatorio hasta el punto que yo fui el único que permanecía en el mismo, cuando finalmente una pareja de estos preciosos pajaritos aparecieron súbitamente y me hicieron disfrutar como había mucho que no lo hacía observando aves.
Para los que piensan que además del conocimiento de los hábitats y de los hábitos de las aves, la paciencia es otro ingrediente básico para tener éxito en el avistamiento de aves, tengo que corroborar que de acuerdo con mi experiencia, es algo que comparto al 100%.