Ayer subí al monte del barrio a probar suerte y quedé muy satisfecho con el juego que dieron esta pareja de mitos que estuvieron revoloteando de arbusto en arbusto.
En un pajarillo que se mueve como un demonio normalmente en árboles muy tupidos de hojas y por tanto no resulta fácil sacarle fotos en las que quede al descubierto.
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