Hoy aprovechando que todavía quedaban un par de horas de sol, he decidido ir a probar suerte otra vez al santuario de Arantzatzu. Es cerca de ese lugar donde he descubierto un lugar con unos cuantos robles donde he visto de manera habitual estos preciosos trepadores.
Ya con los últimos rayos de sol en el horizonte he conseguido hacer estas fotos que os dejo y que han hecho que la excursión mereciese la pena y yo me volviera para casa más contento que unas castañuelas
Es alucinante ver como bajan cabeza abajo por los troncos de los árboles a toda velocidad, al parecer son de las pocas aves que pueden realizar este tipo de descensos